La ley no escrita
TÍTULO: La ley no escrita
Esta obra pretende provocar en el público una reflexión acerca de las leyes y normas sociales que existen en torno a las ficciones de sexo-género. La escultura está compuesta por una peana blanca, una espada y ochocientos folios. La peana presenta dos inscripciones: un símbolo compuesto por dragones y un texto a los lados que dice: “El nuevo San Jorge tiene cara de estado, y la espada que mata tiene forma de ley”. En la peana se halla clavada una espada que atraviesa los folios, los cuales son una simulación de un contrato que pone de manifiesto reglas y normas de sexo-género impuestas a las personas. El punto de partida para esta propuesta es un texto de José Miguel Pérez Marcos. En él, José Miguel hace una reflexión sobre las leyes y el estado, y cómo en nombre de la salud, la protección, lo correcto, lo necesario etc., se cometen miles de faltas contra la libertad. Partiendo de la frase “El nuevo San Jorge tiene cara de estado, y la lanza que mata tiene forma de ley”1, la obra aquí descrita hace una consideración sobre las leyes no escritas que existen entorno al sexo-género y cómo éstas operan con fuerza en nuestras vidas, privándonos de libertad. Los folios atravesados por la espada pueden ser tomados por el público. Cada vez que una persona tire de un folio el contrato quedará roto, física y conceptualmente. El contrato impreso es una metáfora, una forma de mostrar que hay leyes no escritas en nuestras sociedades que pesan tanto o más que las leyes escritas. En forma de documento legal se quiere poner de manifiesto cómo las personas estamos sujetas a ciertas reglas de sexo-género desde nuestro nacimiento, asumiendo normas sociales sin ser conscientes, en muchas ocasiones, de lo que implican. Algunas de ellas pueden ser ignoradas sin consecuencias dramáticas, la transgresión de otras puede implicar castigos vitales, siendo nosotrxs mismxs quienes ejercemos de verdugos. San Jorge mató al dragón en nombre Cristo. Su espada de entonces es nuestra ley de ahora, su dios nuestro estado, y todo lo que desafíe lo establecido sigue siendo perseguido. El dragón es una ficción, pero también lo es el sexo-género, y ambos comparten el mismo destino. 1 PÉREZ MARCOS, José Miguel: “Dragón metálico: Texto justificativo de la obra expuesta”. Introducción al Proyecto Escultórico. Granada: Universidad de Bellas Artes Alonso Cano de Granada, 2012. |