persōna / phersu / πρόσωπον #1

persōna / phersu / πρόσωπον #1

TÍTULO: persōna / phersu / πρόσωπον #1
MODALIDAD: Videodanza, instalación
DURACIÓN: 4′ 23”
MEDIDAS: Variable según sala
AÑO: 2012

Persona. (Del lat. persōna, máscara de actor, personaje teatral, este del etrusco phersu, y este del gr. πρόσωπον)1

La instalación está compuesta por dos pantallas que emiten una videodanza cada una. Ambos vídeos guardan la misma estética y han sido grabados en el mismo lugar; unos aseos públicos. En el primer video podemos ver una sucesión de escenas donde una persona protagonista se va relacionando con un hombre y con una mujer enmascarados. En un principio no se sabe muy bien dónde están o quienes son, pero poco a poco vemos que están en el servicio de hombres y en el servicio de mujeres respectivamente. El tempo del video es muy lento, los movimientos son pausados y tensos, llenos de simbolismo y significados. Las acciones se repiten una tras otra, se van mezclando poco a poco, sin parar. La persona protagonista se ve constantemente cuestionada por sus acompañantes, que al mismo tiempo son sus vigilantes, lxs que le impiden e imponen una identidad, imposibilitándole la suya propia.

El segundo video es una reflexión sobre el espacio en sí mismo (los servicios), y al mismo tiempo un espacio psicológico que responde al sexo-género de la persona protagonista. En él apenas hay movimiento, sólo una sucesión de escenas (casi fotografías, sincronizadas con las acciones del video adyacente) donde la persona protagonista aparece y desaparece.

Esta obra es parte de una serie de obras que reflexionan sobre el sexo-género y los aseos públicos:

Hay lugares donde el sexo-género deja de ser un concepto y se convierte en carne. Uno de esos lugares son los servicios públicos, atravesados por infinidad de significados y significantes. Los espacios configuran nuestra forma de movernos y comportarnos, pero también nos dicen quién somos o dejamos de ser. “En la puerta de cada retrete, como único signo, una interpelación de género: masculino o femenino, damas o caballeros, sombrero o pamela, bigote o florecilla, como si hubiera que entrar al baño a rehacerse el género”2. Y en este punto es donde surgen las preguntas: ¿Me representa a mi el bigote?, ¿Y la florecilla?, ¿Soy una dama?, ¿Llevo sombrero?. O más allá, ¿Y si llevo bigote pero no puedo orinar de pie?, ¿Soy entonces una mujer?, ¿Y si soy mujer pero no lo parezco?…

Los servicios dividen a las personas en categorías muy concretas: “mujer”, “hombre”, o “discapacitada”. Cuando sólo tenemos dos opciones, se entiende como “mujer” a las personas con cualquier tipo de diversidad funcional. Y estas categorías no son flexibles. Pero, ¿Quién se encarga de que cada persona esté donde le corresponde?, ¿Quién decide que sólo nos corresponde un lugar?. Nosotrxs vigilamos, nosotrxs castigamos. Cualquier tipo de comportamiento o apariencia física no apropiada es reprochada y reprimida por los propixs usuarixs, que observan con sorpresa, con desprecio o con miedo. Interpelamos con la mirada a aquella persona que resulta inapropiada. Decidimos que para cruzar el umbral de la puerta con la pamela debemos de ser “mujeres”: Que en este contexto significa ser femenina, parecerlo y orinar sentada. Si somos “hombres”, seremos masculinos y tendremos pene, para orinar de pie mientras lo mostramos. El género no se perdona, a no ser que tengamos diversidad funcional, entonces sí, incluso se nos priva de él.

Cabe pensar que realmente entramos al baño a recomponernos el sexo-género y no a satisfacer ciertas necesidades físicas. Pero el sexo-género es muy diverso, tiene mil formas lejos de esos dos arquetipos inalcanzables, no somos un icono, somos reales.

1 REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, Diccionario de la lengua española, 22.a ed. Madrid: Espasa, 2001

2 PRECIADO, B. (2006) “Basura y género. Mear/cagar. Masculino/femenino”. [web en línea]. Disponible desde Internet en: <http://www.hartza.com/basura.htm> [con acceso el 9 de febrero de 2012]